¿Se encuentra usted bien?

Iglesia Rayo de Luz, pastora Gabriela Garbalena Martínez
Durango, Durango

Hace 3 meses aproximadamente mi vida era bastante complicada; me encontraba en un punto donde los problemas familiares, la situación del encierro y la pandemia estaban ahogándome y no sabía qué hacer.  Por momentos, no tenía control de mi temperamento y no sabía cómo reaccionar ante ciertas circunstancias del día. A pesar de que todos los miembros de mi familia estaban en casa, era como si cada uno estuviera en diferente lugar.  La tecnología estaba absorbiendo por completo la atención de mis hijos y sentía que el control de mi hogar se salía de mis manos.

Uno de tantos días que desperté con la intención de poder mejorar las cosas en mi hogar, mi marido nos dio la noticia que lo habían despedido de su trabajo como consecuencia de las bajas ventas comerciales que había tenido la empresa. Así, ya no pudieron sostener el sueldo de los empleados. Esto nos hizo preocuparnos más. Me sentía desesperada, angustiada y sin saber de qué manera contribuir para mejorar la situación de mi familia. Tomé la decisión de salir de casa por un momento para tomar un poco de aire y tratar de despejar mi mente de todo pensamiento.

Caminé por unos momentos hasta llegar a la plaza Baca Ortiz, la cual está muy cerca de casa, me senté en una de las bancas y a los pocos minutos unas personas llegaron con una bocina y comenzaron a hablar de Jesucristo. Mi corazón sintió algo de alivio al escuchar las palabras que la persona decía a través de esa bocina. Un tiempo después, llegó hasta donde me encontraba una señora de nombre Teresa, quien me obsequió el folleto Carta de amor paternal. Antes de retirarse de mi lugar, me preguntó: “¿Se encuentra usted bien?”

Esas palabras detonaron algo en mi y no me pude contener; comencé a llorar sin parar. A esta perfecta extraña le platiqué mi situación familiar y como me encontraba en ese momento. Ella me escuchó muy atenta y después de eso, me aconsejó usando algunas citas de la Biblia. Una de ellas quedó muy grabada en mi mente: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. 

Después de charlar por un buen tiempo, hizo una oración por mí. Esto trajo una abundante paz a mi corazón. Me preguntó si podía visitarme con otras hermanas en mi domicilio para seguir compartiendo la Palabra de Dios y brindarme el apoyo en estos momentos de difícil situación. Me sentí tan feliz con su plática y compañía que con gusto las invité a mi domicilio. Después de ese día, la situación en mi hogar fue diferente, entendí que era necesario permitir que Dios tome el control de mi hogar y sea Él quien nos guie por medio de su Espíritu Santo.

Actualmente, asisto al Hospital Cristiano ABC, donde se brinda el apoyo a personas de escasos recursos. De igual forma, acompaño al equipo de evangelismo a compartir la Palabra de Dios todos los sábados en la plaza Baca Ortiz con la ayuda de los folletos del ministerio de Cruzada Mexicana. Llevo como un ejemplo vivo del poder de Dios mi propio testimonio, el cual comparto con las personas que se encuentran en ese lugar, donde muchas de ellas están en un momento de desesperación, sin saber que hacer. Sé que Dios es el único que puede ayudarles a salir adelante ante toda adversidad.

Martha Patricia Marrufo García