
Hoy más que nunca, las buenas nuevas deben ser predicadas
No sabemos cuánto tiempo más estaremos en estas condiciones de la pandemia, pero lo que si sabemos es que la obra de Dios no puede parar.
Promotores del Evangelio en cada hogar
No sabemos cuánto tiempo más estaremos en estas condiciones de la pandemia, pero lo que si sabemos es que la obra de Dios no puede parar.
Sabemos que estamos en manos de Dios y que Él nos guarda; sólo salimos a cumplir con el mandato de ir y hacer discípulos para Su gloria.
Hay familiares de los pacientes que llevan semanas en la sala de espera o en el estacionamiento del hospital, esperando la mejoría de su enfermo. Hay personas que no tienen los recursos económicos para su propia alimentación o para comprar algún medicamento que su paciente necesita.
estamos siendo desafiados a ir más allá de este dolor y reflexionar sobre el sentido profundo de este tiempo de pandemia; volver al núcleo de nuestra fe y discernir cómo Dios se hace presente en estos acontecimientos
Por causa de la ceguera espiritual, muchos mueren sin Cristo en su corazón. ¡No pararemos! Es un mandato de nuestro Señor Jesucristo el hacer discípulos, enseñar Su Palabra y llevarlos al bautismo.
Román López toma su paquete de folletos y se va recorrer diferentes colonias, algunas alejadas de la ciudad. Toca puertas, entrega folletos y se queda hablando con las personas compartiendo el mensaje de Salvación.
Hemos iniciado la evangelización en esta región con la finalidad de que las personas vengan al conocimiento de la Palabra de Dios y reconozcan a Cristo como su Salvador.
Hacemos estos esfuerzos tratando de no exponer nuestras vidas a un contagio. Además, sabemos que cuando cumplimos con los requisitos sanitarios, tendiendo presentes los protocolos de cuidado, protección y sanitización mientras llevamos la Palabra de Dios, somos ejemplo para los demás.
Platiqué con un anciano, Martín, me comentó que no había probado alimento ese día. Me partió el corazón y me hizo recordar que a veces no somos agradecidos, con tanta bendición que Dios nos da ya ni nos damos cuenta.
Nos acercamos a las personas para entregarles un vaso de café o atole caliente y una pieza de pan, pero también para regalarles folletos en los que puedan leer acerca del gran Amor de Dios para ellos
Me conmovió mucho ver como Victoria trabaja con los niños de su calle, eso me motivó a hacer lo mismo con mis vecinos. Todos los sábados por las mañanas voy personalmente para invitarlos…
Mientras unos cantan alabanzas, otros caminamos por las calles compartiendo el mensaje de salvación en las casas utilizando los folletos que Cruzada Mexicana nos ha proporcionado.
Llevamos cartulinas con textos bíblicos y mensajes del Amor de Dios. Distribuimos folletos por todas partes, escuchando música en el equipo de audio instalado en una camioneta.
Dios ha restaurado nuestro matrimonio, somos muy felices y estamos seguros que Dios es quien guía nuestro hogar.
Buscamos cualquier oportunidad para compartir el Evangelio, en esta ocasión, fuimos al mercado ambulante y obsequiamos folletos que nos provee Cruzada Mexicana.
Nuestra alma lloraba por ver toda la angustia, dolor y pobreza en todas las personas. La gente suplicaba les ayudáramos a conseguir informes de sus familiares, otras lloraban, lamentando que sus enfermos estuvieran aún en fila de espera para ser atendidos.