CRUZADA MEXICANA

Iglesia Acapulco Internacional, pastor Erasmo Montiel Navarrete
Acapulco, Guerrero

Nunca imaginamos que un pequeño comedor que surgió en medio de la pandemia llegaría a ser un refugio espiritual para muchos hogares. Lo que comenzó con un grupo de hermanos decididos a apoyar a personas vulnerables con alimentos, ahora se ha convertido en la iglesia de la calle, como lo hemos denominado.

Dios ha transformado la vida de muchas personas, quienes en un momento, llegaron en busca de un plato de comida. Con la llegada de la pandemia, muchos tuvieron que cerrar sus comercios y pequeños locales donde obtenían el sustento diario para sus familias. En su mayoría, son personas de edad avanzada que han sido dejados al olvido por sus hijos. En este comedor encontraron un poco de amor y compañía.

Estas personas nunca llegaron a pensar que aquí también encontrarían a su Salvador y Proveedor. Poco a poco fuimos introduciendo la Palabra de Dios en sus vidas y mientras consumían sus alimentos, nosotros aprovechábamos para compartirles la Palabra por medio de algunos folletos de Cruzada Mexicana. Y así, conforme iban han ido aprendiendo de Jesucristo, algunos lo aceptaban como su Salvador y aprovechamos la oportunidad para discipularlos y reforzar su vida espiritual.

Solicitamos el apoyo a Cruzada Mexicana, quienes cuentan con unos discípulados muy hermosos, completos y entendibles. Fue así como iniciamos. Dios nos iba sorprendiendo cada día, al terminar de discipular a los primeros creyentes, ya había un grupo nuevo esperando comenzar.

Hoy damos gracias a Dios, que a pesar de las inclemencias del clima, pudimos terminar el segundo discipulado titulado, Camino a la Victoria. Pudimos entregarles sus diplomas y les obsequiamos un Nuevo Testamento.

Agradecemos a Dios por Cruzada Mexicana que en todo momento han estado dispuestos a apoyarnos. Hemos visto cómo Dios está obrando en estas vidas, que a pesar de la pandemia, nunca se quedaron sin alimentos y sin provisión. Por medio de la Palabra de Dios y de los discipulados han aprendido a depender de Dios.

Pastor Erasmo Montiel