Perder la mano me hizo recordar que Dios me ama

Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, pastor Abner Alvarado Aguilar
Chalchihuites, Zacatecas
Nací en un hogar evangélico, de niño siempre anduve con mis padres, inclusive dando estudios de la Palabra de Dios. Es curioso, yo conocía la palabra, podía hablar de ella pero a Jesucristo no lo dejaba entrar en mi corazón. A pesar de haber crecido en un ambiente cristiano, yo quería conocer el mundo y eso me llevó a tener amistades que no temían a Dios y nos la pasábamos de fiesta en fiesta, así que comencé a llegar a casa todavía tomado y así me iba a trabajar.
Un día, me atropelló un auto, mi madre me decía: “Dios te está hablando”, pero yo no quería entender. En otra ocasión, después de una fiesta popular en el pueblo en la que dormí sólo dos horas para irme luego a trabajar, llegué al trabajo y todo transcurría con normalidad. Pero poco antes de salir a comer, cuando me disponía a limpiar la máquina en la que triturábamos plástico duro para procesarlo, de repente, sentí un dolor muy fuerte que golpeaba mi mano y sucedió lo que menos pensé podía pasar, la maquina se había encendido, probablemente por un descuido mío. El golpe que recibí fue con una de las guillotinas y la maquina trozó por completo mi mano. Entonces recordé la Palabra de Dios que había aprendido de niño, dónde habla que Dios es un Dios celoso y desaprueba que tengamos otros dioses y es que en la fiesta popular en la que estuve, me persigné por agradar a mis amigos.
Así perdí la mano y eso destrozó mi corazón, pero también me hizo recordar que Dios me amaba. Gracias a Dios que la familia que me ha dado nunca dejó de orar por mí ni de apoyarme para que no cayera en depresión. Finalmente, logré entender que Dios no castiga a nadie, nosotros somos presa de nuestras propias malas decisiones y ésta fue la manera en la que Jesucristo entró verdaderamente a mi vida y tomó el control de ella.
Antes creía ser feliz y tener amigos, pero ahora el Señor cambió mi vida de una forma que la gente que me conocía se ha quedado sorprendida. Los amigos que tenía antes me dicen que de lo que era antes a lo que soy hoy, se puede ver a una persona con una fe por encima de lo normal, una mentalidad positiva y totalmente apartada del pecado.
Ahora en mi mente está siempre ayudar a otros ya sea económicamente, psicológicamente o en la medida que Dios me lo permita. Para mí y para la iglesia, han sido de mucha bendición los folletos de Cruzada Mexicana ya que gracias a Dios cuentan con una gran variedad de mensajes para todo tipo de personas desde adultos mayores, jóvenes y niños con problemas familiares, físicos y emocionales. Encontré uno que es especialmente útil para el entorno en que vivo y para apoyar mi testimonio: Una historia que puede ser igual a la tuya, pero todos los folletos han sido una bendición para nosotros, ya que a veces no contamos con el tiempo para hablar con las personas y ellas no tienen el tiempo para escucharnos y entonces, a través de un folleto, se llevan en sus manos la palabra de nuestro Señor Jesucristo y la semilla es sembrada. Estamos seguros de que algunos de esos folletos caerán en tierra fértil como lo enseña la parábola del sembrador y darán fruto hasta el ciento por uno.
Damos gracias a Dios por el ministerio de Cruzada Mexicana y deseamos seguir contando con tan hermosa bendición para que sea expandido el evangelio por todo rincón.
Caleb Dan de Luna Mata
Gracias a Dios por esta historia que muestra que, a pesar de la adversidad en nuestra vida, la luz de Cristo nos ilumina el camino por el cual Él quiere que vayamos hasta el día que nos llame a Su presencia.