Mi alma y mi corazón han sido desintoxicados

Iglesia Oasis de Esperanza, pastor Carlos García García
Mazatlán, Sinaloa
Mi nombre es Carlos, yo caí en la adicción a las drogas, pero desde el día en que entregué mi vida a Jesucristo, mi vida cambió por completo y quiero compartirles un poco de cómo, con la ayuda de Dios, estoy saliendo de este mundo de las adicciones.
Cuando tenía la edad de 8 años, una tarde mientras me encontraba mirando por la ventana de mi casa, veía a las personas pasar con un tabaco en mano y llegó a mi mente la duda de, ¿Qué se sentirá fumar un cigarro? A causa de esta duda, fue como el enemigo desde ese momento se apoderó de mis pensamientos y es ahí dónde mi vida se comenzó a distorsionar y al paso de los días la duda iba creciendo más y más.
Era un niño con muchas inseguridades y traumas, pero el enemigo sutilmente y a modo de juego comenzó a hacer que iniciara una relación de amistad con personas mucho mayores que yo. Buscaba ganarme su confianza con el fin de que algún día pudiera darle respuesta a esa duda que tanto me acechaba, hacía caso omiso al consejo de las personas que querían verme bien, me rebelé en contra de mis padres y fue así como comencé a consumir el tabaco. A partir de ese momento, mi infancia se perdió por completo y comencé a actuar como una persona adulta.
A la edad de 9 años, ya no me era suficiente el tabaco y comencé a consumir mariguana. Con el paso del tiempo fue creciendo más mi adicción y empecé a conocer y a consumir otras drogas hasta llegar a las metanfetaminas y en este punto de mi vida también comencé a causar daños materiales, asaltando y robando con el fin de obtener dinero para comprar mis drogas. Comencé a dañar físicamente a mi familia, aún cuando ellos buscaban la manera de poder ayudarme para que saliera de las adicciones.
El tiempo transcurría y a los 17 años, edad dónde muchos jóvenes tienen metas de superación y grandes sueños, yo sólo sentía que la vida ya no tenía sentido, el enemigo comenzó a pasarme factura de todo lo que un día me dio a manos llenas y fue entonces que comenzó a poner en mi mente pensamientos de suicidio.
Cansado de la vida que llevaba, me tiré a la suerte y dejé que el destino decidiera cual sería mi futuro. Pero Dios ya había puesto Su mirada en mí y fue por Su gracia e infinita misericordia que pude llegar a un Centro de Rehabilitación para las adicciones por mi propia voluntad. Así, cansado de los vicios, con una vida sin sentido ni rumbo, decidí entregarme en manos de personas desconocidas para que me ayudarán a redireccionar mi vida.
Fue en este lugar dónde Dios habló a mi vida. Gracias a Su mensaje el cual llegó a mí a través de la hermana Consuelo, quien junto con otras personas nos visitan cada semana y compartían con nosotros la Palabra de Dios.
Recuerdo muy bien esa tarde cuando ellos, con tanto amor me abrazaron y comenzaron a hablarme de la Palabra de Dios, me regalaron un folleto que decía Tu adicción tiene solución. Al leerlo, sentí como si una vitamina hubiera sido inyectada a mi cuerpo, cada párrafo de este folleto me hacía sentir una motivación por estar vivo y salir adelante. Fue entonces que entendí que necesitaba a Jesucristo en mi corazón.

Ahora con las enseñanzas que estamos recibiendo del manual El camino de la felicidad, he aprendido porque debo leer la Biblia y porque debo de orar a diario. Creo que si todas las personas se dieran la oportunidad de conocer a Jesucristo, sin poner de frente religión o creencia, solamente la Palabra de Dios, la vida de todos sería diferente y no habría tanta maldad ni pecado.
Hoy mi vida ha dado un giro completo, tengo deseos de vivir y continuar con mi rehabilitación para poder desintoxicar mi cuerpo, pues mi alma y mi corazón ya han sido desintoxicados desde que Jesucristo mora en mí. Ahora mi mayor deseo es que por medio de mi testimonio muchos jóvenes puedan entender que el mundo y el vicio no les dejará nada bueno, que si sienten que su vida no tiene sentido o ya no tienen ánimos de vivir, acercarse a Jesucristo les dará sentido a sus vidas y los llenará de paz y alegría. Esa alegría que no te dan las drogas ni el alcohol.
Carlos N.
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La historia de Carlos puede ser igual a la tuya que lees este artículo. También tu restauración puede ser igual y tu vida tomar un rumbo nuevo. No desperdicies tus años, dále un sentido nuevo que te haga sentir persona amada por Dios.
Así cómo esta alma que se encontraba perdida en las adicciones, hay muchas almas más en está situación o hasta personas de nuestra propia familia pueden estar en esta misma situación, es por eso que es de gran importancia seguir compartiendo la palabra de Dios, ya que es la gran comisión que Nuestro Señor Jesucristo nos dejó. Los invitamos a compartir la palabra de Dios ya que así cómo Carlos que a través del folleto tu adicción tiene Solución ha decidido aceptar a Jesucristo, es una gran bendición y alegría saber que la semilla dio frutos y así como él, hay más almas que necesitan conocer a Dios y las grandes bendiciones que Él tiene para todos los que lo aceptamos. Así como este folleto tenemos muchos más, visítanos en nuestra página web dónde encontrarás este y muchos otros más asi como cursos y otras herramientas que te serán de mucha bendición