Me encuentro prisionero pero ¡soy libre!

Iglesia Lazos de Amor, pastor José Juan Pérez
Celaya, Guanajuato
Como servidores de Jesucristo, nos causa tristeza y dolor ver una sociedad tan alejada de Dios, desde niños, jóvenes y adultos. Estas personas han sido esclavizadas por el pecado y la única manera que sean rescatadas es por la Palabra de Dios.
En los Centros de Prevención, en las cárceles, la vida de los internos es de angustia, conflictos, y desesperación porque no tienen paz en su corazón. Viven en una guerra sin cuartel. Para nosotros, llevar la Palabra de Dios a los internos y regalarles una Biblia es de suma importancia para la salvación de sus almas. Para muchos, ellos son sólo escoria, pero nosotros creemos en el poder de Dios para transformar la vida del peor criminal.
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz y mas cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4:12
Con esa fe estamos haciendo entrega de estas Biblias a los internos del Centro Estatal de Prevención Social, porque creemos que la Palabra de Dios no regresará vacía y producirá fe en los corazones de estos hombres y mujeres que se encuentran tras las rejas pagando alguna condena.
“Tengo 23 años, estoy en este lugar porque he cometido muchos delitos. Antes de ingresar al Centro de Prevención, hice malas amistades que me indujeron a pertenecer a la secta de la santa muerte. Allí, el mismo satanás me ofrecía poder y dinero a cambio de mi alma.
Por mi ambición desmedida, tomé la decisión de aceptar. Después de un tiempo, cuando parecía que todo iba bien, te empieza a cobrar los favores y terminas siendo un esclavo, un delincuente, de dónde te dicen que no puedes salir. Una vez que has vendido tu alma, no hay retorno.
Hace dos meses recibí una Biblia, y al estar leyéndola en mi celda encontré la siguiente porción: “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo porque Dios estaba con él.” Hechos 10:38
Entonces, tomé la decisión de recibir a Cristo como mi Salvador y a pesar de que me encuentro prisionero en este lugar, mi alma se siente libre porque sé que Jesucristo mora en mi corazón.
(por seguridad no publicamos el nombre de este joven)
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Dios sí conoce el nombre de esta nueva criatura, que es bienvenida a la familia de Dios. Oramos por él y rogamos que el Espíritu Santo lo cobije con Su amor y protección.