Enseñamos a nuestros hijos a evangelizar

Iglesia Casa de Dios, pastora Teresa Guadalupe Ruelas García
Tijuana, Baja California

Antes de los problemas de la pandemia, como Iglesia nos reuníamos todos los fines de semana para salir y compartir la Palabra de Dios utilizando folletos de Cruzada Mexicana. A través de esta actividad, logramos ganar muchas almas. Este mensaje era aceptado bastante bien por las personas a quienes nos acercábamos y conversábamos. Siempre teníamos en mente tratar de asistir a lugares donde sabíamos que existía una gran concurrencia, como los tianguis ambulantes, las plazas centrales de las colonias o fraccionamientos y en el exterior de los centros comerciales y de algunas maquiladoras.

Con la llegada de la pandemia, todas estas actividades y otras más, fueron restringidas por parte de nuestro gobierno como medidas para restringir la diseminación del COVID-19. Con disciplina ante los lineamientos oficiales y con el fin de poder cuidar también nuestra propia salud, tuvimos que dejar de realizar las actividades de evangelismo, por un largo tiempo.

A principios de este año, nuestro estado pasó a estar en amarillo, lo cual disminuyó las restricciones y nos dio la oportunidad de incorporarnos nuevamente a las actividades de evangelismo. No obstante, siempre tomando en cuenta las medidas de protección sanitaria y sana distancia.

Como Iglesia, nos organizamos por grupos familiares para salir y compartir el mensaje de salvación, eligiendo los lugares de mayor conveniencia para cada familia. En mi familia, desde hacía mucho tiempo habíamos involucrado a nuestros hijos en el trabajo de evangelismo y no nos fue difícil organizarnos con este nuevo enfoque. Pensamos que al hacer esto, nuestros hijos desde temprana edad, comprenderían la importancia de las actividades de evangelismo. 

El hacer todo esto tiene el propósito que cuando ellos crezcan continúen esta actividad como parte de su desarrollo espiritual. Sentimos que es más sencillo llamar la atención de un niño al mensaje de Jesucristo, que la atención de un adulto que ya tiene muchas cosas que ocupan su mente.

Durante la semana que nos tocó evangelizar, estuvimos trabajando en un tianguis cercano a la casa, así como también en las casas alrededor. Junto con mis hijos y algunos sobrinos, cooperamos para comprar algunos globos y hacer unas bolsitas de dulce para regalar a los niños, para que se acercaran y poder así compartirles la Palabra de Dios junto a sus padres.

Mientras que mi esposa y mis hijos realizábamos esta actividad, algunos jóvenes que nos acompañaron hacían el trabajo de evangelismo en las casas de alrededor. En algunas de estas casas donde las personas no querían salir, se les dejaba un folleto en el buzón de la entrada de su casa, de esta manera buscábamos que la Palabra de Dios quedara sembrada en sus hogares.

Muchas personas que caminaban por la calle, así como también comerciantes, se sintieron agradecidos por el mensaje de salvación, aliento y esperanza que llevábamos en la Palabra de Dios. Algunas de estas personas nos pedían orar por ellos y sus familias, otros más nos platicaban sobre lo difícil que ha sido subsistir en medio de esta pandemia. Los folletos de El salario justo, Carta de amor paternal, La familia lo es todo, y ¿Usted es feliz?, fueron de gran ayuda durante estos días de evangelismo.

Confiamos fielmente en que la Palabra de Dios ha sido sembrada en cada corazón y que a su tiempo veremos los frutos.

Adalberto Rómulo González

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