Dios cambió mi lamento en baile

Iglesia Templo Shammah, pastor José Leonardo Luna
Monterrey, Nuevo León
Actualmente, la problemática más inquietante es la salud por la pandemia. Falta el trabajo y hay escasez de dinero, la gente está desesperada, impotente de ver que esto aún no termina y muchos sigues contagiándose y muriendo.
Agravando todo esto, pocos son los que buscan la protección de Dios. Hoy más que nunca, es necesario llevar el evangelio a las familias, darles palabra de esperanza y compartir con ellos las herramientas para que crezcan en el conocimiento de la Palabra y sean llenados del amor de Dios.
Mi vida antes de Cristo fue de religiosidad, desenfrenos e idolatría. Provengo de una familia católica, con la enseñanza de asistir los domingos a misa y creer que eso es obedecer a Dios y estar cerca de Él. Me comportaba sin disciplina,
Mi amigo de la infancia, Emilio, me compartía de la Biblia, pero no entendía mucho lo que me decía. Yo lo veía con mucha paz, no tenía vicios, en su casa se notaba la armonía y respeto y eso me gustaba. Poco a poco, fui escuchando con atención y meditando lo que oía de la Palabra de Dios. Cristo fue llenando mi corazón de Su inagotable amor usando a mi amigo Emilio quien me compartía las buenas nuevas y su testimonio.
Finalmente, acepté a Jesús y Él entró a mi corazón, Su Espíritu Santo me fue abriendo el entendimiento y sin darme cuenta, ya estaba siendo discipulado. En mi casa, empecé hablar con los míos del amor de Dios y los cambios que provoca tener a Cristo en el corazón.
Mi vida fue cambiando. ¡Dios ha cambiado mi lamento en baile! Por ese motivo, participo en la obra de Dios compartiendo Su Evangelio, para que la gente venga a la luz, conozca la verdad y sean libres como ahora nosotros lo somos por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Con la ayuda de los hermanos de Cruzada Mexicana, podemos llevar la Palabra de Dios a varias comunidades y podemos dejarles una Biblia para que las familias puedan seguir estudiando y meditar en las promesas del Señor. Así, ellos pueden recibir lo que hemos aprendido, acerca de cómo nuestro Padre nos ama y espera de cada uno de nosotros sus hijos.
Santiago López
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