CRUZADA MEXICANA

Iglesia Bethel, pastor Abel de la O
San Francisco de Campeche, Campeche

San Francisco de Campeche es la capital del estado, es una ciudad fortificada, ubicada a orillas del golfo de México; famosa por ser una de las pocas ciudades amuralladas de México, conserva en excelente estado sus patrimonios históricos.

Actualmente en San Francisco, se vive una terrible situación a causa de la pandemia Covid-19, este mes se han incrementado los contagios; hospitales y farmacias se han quedado sin medicamentos. Tuvimos que cerrar la iglesia por un tiempo pero a pesar de esta situación seguimos instruyendo en el camino del Señor a nuevas almas por vía Zoom con material de evangelismo digital que nos fue proporcionado por Cruzada Mexicana. Como resultado de este esfuerzo, 7 nuevas almas han tomado la decisión de bautizarse y han aceptado a Jesucristo como su único Salvador.

Nos llena de alegría y satisfacción que éste arduo trabajo de evangelismo esté dando fruto, estas victorias nos llenan aún más de entusiasmo para seguir predicando la Palabra de nuestro Señor Jesucristo. Nos sorprende como Dios sigue transformando vidas. Vidas que posiblemente no tenían esperanza alguna, pero sabemos que para Dios no hay nada imposible.

Este fue el caso de Alberto García. Antes de llegar a los pies de Cristo, era un alcohólico y drogadicto; negaba la existencia de Dios, estaba sumido en los deleites que el mundo le ofrecía, tenía problemas en su matrimonio a causa del alcohol y en varias ocasiones que le habíamos compartido la Palabra de Dios, se reusaba a creer.

Un sábado, recibí de Cruzada Mexicana, el folleto digital: No estoy de acuerdo con Dios. Lo leí y me pareció un excelente folleto para aquellos que niegan la existencia de Dios. Entonces me acordé de Alberto, quien negaba que Dios es el creador de todas las cosas, así que a través de un mensaje de WhatsApp le envíe el folleto digital. Después de 10 días, Alberto respondió: «¿a qué hora podemos platicar?» Le respondí de inmediato: «en el transcurso de la tarde iré a tu casa.»

Ya juntos, el me dijo: «leí todo el folleto, y entendí que todas las cosas, que pasan en el mundo aunque parezcan injustas no son provocadas por Dios; sino que son resultado del proceder de cada persona. He comprendido que Dios existe, es justo y ama la justicia. Ahora, ¿cómo puedo hacer para estar con Dios?»

Le respondí: «tienes que aceptar que Jesucristo como tu único Salvador y entregarle tu vida para que seas salvo y así poder caminar con Dios». Entonces oramos juntos para que aceptara a Cristo como el Señor de su vida.

Después de dos meses de estar siendo discipulado, la esposa de Alberto entregó su vida a Cristo y ambos tomaron la decisión de bautizarse para ser parte de la familia de Dios.