Como me interesó el título del folleto, detuve el carro para leerlo

Iglesia Monte Sinaí, pastor Isidro Luna
San Francisco, Campeche

El Señor puso en el corazón de nuestra iglesia el salir por las calles de la ciudad con folletos y pancartas para predicar a las personas las buenas nuevas de salvación.

Gracias a Dios, la iglesia respondió al llamado. De manera estratégica formamos los grupos, los jóvenes estaban tan apasionados por alcanzar las almas para Cristo que no les importó el intenso calor que estaba azotando y logramos repartir más de 1,000 folletos. Finalmente, terminamos con una campaña evangelística dónde se alcanzaron 84 personas para el Reino de Cristo.

Antes de conocer a Cristo, vivía en el pecado; tenía el corazón tan endurecido que cuando alguien se acercaba a mi para hablarme de Dios, lo rechazaba. 

Empezaron a suceder cosas extrañas en mi vida, sentía como si alguien me observaba, no podía dormir, y soñaba cosas extrañas y escuchaba voces que me decían: “Tú me perteneces, no escuches a los evangélicos.”

Eso era lo más extraño para mí porque nunca había tenido la idea de estar escuchando lo que los evangélicos predicaban, y por varios meses estuve así. 

Un día, iba en mi coche por una de las avenidas de la ciudad cuando vi que un joven traía una pancarta que decía: “Jesús Salva.“ De pronto, una jovencita se acercó a mí y me entregó un folleto que decía: Agua para todos. Conduje mi coche como dos cuadras y busqué dónde estacionarme. 

Como me interesó el título del folleto, comencé a leerlo. El folleto explica cóm la lluvia es útil para las cosechas, y de igual forma que lo que el hombre sembrare eso cosechará. Entonces, todo lo que me estaba pasando era el fruto de lo que había sembrado en una vida sin Dios. Yo era merecedor de lo que estaba sucediendo. 

Al final del folleto traía una dirección y número telefónico para solicitar más información, llamé y me dijeron que me visitarían en mi domicilio y así sucedió.

Me explicaron que era necesario recibir a Cristo como mi Salvador porque Él es la verdadera agua de vida que saciaría mi alma.

Les agradecí la visita y me invitaron a un evento evangelístico. Cuando el predicador estaba invitando a las personas a que recibieran a Cristo, fui de los primeros que pasaron al frente para entregar mi corazón a Dios.

Hoy sé que mis pecados han sido perdonados, y esta nueva vida que Cristo me ha regalado quiero vivirla para Él.”

Agradecemos a Cruzada Mexicana por todo el apoyo que nos han brindado para llevar a cabo este proyecto. Bendiciones.