Visitando el CERESO

Ministerio Carcelario Sembradores de Esperanza
Apodaca, Nuevo León

Estuvimos en el Centro de Reinserción Social Número 1 en Apodaca, Nuevo León. En este CERESO, existen más de cinco mil “Personas Privada de su Libertad (PPL). Alrededor de cien hombres participan dentro del penal como miembros de la misma iglesia que se levantó en este centro de readaptación, la cual depende del Ministerio “Manantial de Vida”.

En la iglesia “Isla de Patmos,“ nombre con que se denomina la iglesia dentro del penal, podemos ver y sentir la necesidad que tienen estos hombres por conocer más acerca de la Palabra de Dios y ser restaurados. Así también, podemos percibir el deseo de muchos de ellos de compartir con otros internos lo que han recibido de gracia y cuando salgan del CERESO, compartir con el mundo lo que Dios está haciendo en sus vidas. Ellos saben y entienden por qué están privados de su libertad, pero también saben y entienden que la verdadera libertad es dada cuando Cristo Jesús gobierna nuestras vidas. Por esta razón ,luchan y buscan a Dios todos los días.

El pastor de esta iglesia, también está cumpliendo una sentencia de varios años, él nos compartió:

“Tenía que entrar a la cárcel para conocer a Dios; tenía que caer aquí y gloria sea a Dios porque si no hubiese sido así, yo no habría conocido a Dios. Para mí es triste no estar con mi familia, abrazar a mi esposa todos los días, ver a mis hijos crecer y atenderlos personalmente. Pero doy gracias a Dios, tanto ellos como yo, a pesar de que estoy encerrado, no sólo conocemos a nuestro Señor Jesús, sino lo tenemos cubriéndonos y protegiéndonos. Por eso le sirvo dentro del penal. Dios me ha dado el privilegio y bendición de pastorear a mis hermanos dentro del CERESO, sé que Él es fiel, no nos dejará, ni nos desamparará, Él nos cuida y a pesar de nuestra situación, nos ayuda”.

Otros dos varones se acercaron para que orásemos por ellos. El testimonio que ambos dan es que aunque ellos no lo merecían, e hicieron mucho mal, hubo alguien que se fijó en ellos, el Señor Jesucristo, quien mandó un obrero que les hablara acerca de que sólo en Él hay perdón de pecados y a pesar de que están recluidos tienen una nueva vida en Cristo Jesús que los hace sentirse libres de todo.

“Queremos ser hombres que llevan este mensaje a otros para que dentro o fuera del penal, sean alcanzados y conozcan que, si Jesús nos libertó a nosotros, también a ellos los libertará y entonces serán verdaderamente libres y tendrán salvación y vida eterna. Que mejor recompensa que ésta y que privilegio el que Jesucristo nos da.”