Un testimonio de obediencia

Iglesia Rey de Reyes, pastor Evaristo Rosales
Xalapa, Veracruz

Antes de conocer a Cristo, mi vida era un caos. Tenía el corazón lleno de rencores y vivía sin rumbo, sin ningún propósito. Siendo materialista, sólo pensaba en trabajar para hacer dinero y no sabía cómo debía ser el trato real a la familia.  Era un machista acostumbrado a hacer mi voluntad.

En cierta ocasión, un varón de Dios me habló del mensaje de salvación, el cual, por ignorancia, rechacé mucho tiempo. No entendía que estaba llevando una vida terrenal, con los placeres que el mundo ofrece, sin felicidad duradera. Mi forma de vivir me dañaba al igual que a toda mi familia.

Sin embargo, Cristo, en Su bendita misericordia, tuvo mucha paciencia conmigo. El varón de Dios insistió hasta que mi corazón no pudo más y abrí la puerta para que la Palabra de Dios entrara y me confrontara. Así llegué a reconocer mi condición de pecador y como consecuencia me rendí a los pies de mi Señor, confesándole mis pecados y recibiéndole como mi único y suficiente Salvador.

Al llegar a la iglesia me recibieron con mucho amor e inmediatamente me integré a un grupo de hermanos. Allí me enseñaron la Palabra de Dios y crecí espiritualmente. Sentía en mí una necesidad por servir que iba creciendo día a día. Cada vez me llamaba más mi Señor para que le fuera útil en Su obra.

Se que es necesario hablar con las personas sobre el milagro que Dios hizo en mi vida, para que más conozcan el bendito e inagotable amor de Jesús.  Ahora, he decidido por medio del bautismo, morir públicamente al pecado y ser nueva criatura en el nombre de Jesús. Así como lo dejó escrito y nos enseña en Su bendita Palabra, para dar testimonio de obediencia.

Alberto Solís

Se parte de este ministerio

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