Llegaron buscando ayuda, ahora son discipulados
Iglesia Bautista, pastor Jorge Córdova Penagos
Huexotitla, Puebla
Damos gracias a Dios porque nos permite continuar con el trabajo de evangelismo aún ahora en tiempos de restricción. No se permiten celebrar reuniones con grandes aglomeraciones y muchas iglesias han cerrado por falta de dinero para cubrir las necesidades de tener un lugar donde congregarse. En las comunidades, hay muchos enfermos y desempleados. El panorama es triste, pero con Cristo siempre hay esperanza.
La familia de nuestros hermanos Vicente Galindo y Lucia Zavala llegó con nosotros; estaban llenos de problemas y sin ganas de continuar con su matrimonio. Tenían el corazón endurecido con Dios, sentían que no podían más y pensaban que nadie les podía ayudar. Creían sólo en sus fuerzas y claro, se cansaron y frustraron. No obstante, el Espíritu Santo estuvo trabajando con ellos en todo momento, abriendo su entendimiento de forma que llegaron a comprender que sus problemas tenían solución, pero sólo con la ayuda de Dios y reconociendo su condición de pecadores.
Hicimos oración para poner esta pareja en manos de Dios. Ellos se sintieron fortalecidos en su fe y han permitido ser instruidos en la Palabra. Ahora, gracias a Dios, están tomando el discipulado El Camino de la Felicidad.
Damos gracias a nuestros hermanos de Cruzada Mexicana por ayudarnos con este hermoso material, tanto para los discipulados como los folletos de evangelismo. Confiamos en Dios, que esta pareja podrá llegar hasta el bautismo y compartir con otros esta felicidad de ser instrumentos en las manos de Dios, para que más familias vengan a los pies de Cristo.
Categorías
El Camino de la Felicidad, El diario de un misionero, Material de Discipulado, Nuevos Grupos
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Nos alegramos con los hermanos que están aprendiendo a estudiar la Biblia por medio de este sencillo curso de pocas lecciones, que le ayudarán a entender más fácilmente lo que Dios quiere decirle personalmente.
En Cruzada no contamos con los medios para ayudar a todas las personas que no tienen trabajo, pero como dijeron los discípulos de Cristo en los primeros días de la Iglesia cristiana: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. Hechos 3:6.