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Ahora soy un hombre de oración

No hay nada como la oración, me doy cuenta que no entendía bien acerca de ella, ni tampoco tenía interés alguno en entender pues no era creyente. Sin embargo, cuando Dios me empezó a llamar en el penal dónde estaba recluido, empecé a sentir una necesidad de hablar con Él.

Yo no sabía que Dios me iba a usar en el ministerio pastoral y que, además, me habría de llamar justamente ahí en el penal. Así fue como sucedió. 

Empecé a orar y a estudiar la Biblia dentro del penal y sin darme cuenta de lo que Dios estaba haciendo en mi vida, Él me transformó y me hizo un hombre de oración. Terminé trabajando como pastor dentro de la prisión, y en el tiempo que estuve allí, vi el poder de Dios en mi vida y cómo contesta nuestras oraciones. 

Salí del penal varios años después de que me alcanzó y salvó, y estando fuera, ya como una persona nueva, me dio una embolia, se me paralizó la mitad del cuerpo y aunque al principio no lo entendía y me dolía estar así, finalmente me fortaleció el Señor. 

No desmayé, y a pesar de mi incapacidad física, seguí orando y confiando en el Señor y en el poder de la oración que surge de Dios y lo pone en lo más profundo del corazón del hombre para que clamemos a Él. He mejorado un poco y ya tengo en un setenta por ciento de mejora en mi salud; he recuperado en parte el movimiento de mi cuerpo afectado, pero sobre todo sigo confiando en el poder de la oración y en Dios, pues Él me escucha y alienta para que, así como estoy, le sirva. 

Este soy yo, un hombre que vive y sirve en la obra de Dios y para Su gloria, sin importar cuál sea mi estado físico,

Daniel Gómez

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Un comentario sobre "Ahora soy un hombre de oración" Deja un comentario

  1. Dice Romanos 8:28 que todas las cosas que nos pasan, nos ayudan a bien. Incluso el estado físico del hermano Daniel que aquí testifica. Su obediencia a la soberanía de Dios en su vida, es una lección para muchos de nosotros que debemos agradecer diariamente la vida y la oportunidad de ser útiles en las manos de Dios. Oramos por el hermano Daniel Gómez, rogando al Señor que termine la obra de sanidad en su cuerpo.

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