La iglesia tiene que aprender a orar

Misión Bíblica Bautista en Paraíso, Pastor Manuel Armando Zumaya
Paraíso, Tabasco

Es un verdadero reto hacer que la iglesia entienda la importancia de la oración. Así también, es un reto hacerles ver que no basta un día de oración, sino que debemos perseverar en la oración.

Este taller de oración nos planteó un reto para que, no sólo en el templo con la iglesia reunida, sino también en nuestro hogar hagamos de la oración un hábito. Sobre todo, que sintamos la imperiosa necesidad de buscar a Dios en oración.

“Llevo más de treinta años de ser cristiana, y he aprendido con este taller, que estamos mal cuando decimos que oramos sólo porque estamos hincados cinco o diez minutos, que es ya fue suficiente. En segundo lugar, aprendí que estaba mal al creer que orábamos cuando nos convenía y que por eso muchas veces no recibíamos de Dios la respuesta esperada.

Ahora veo con más claridad cómo es que los doce pasos que vimos y estudiamos, nos ayudan para orar cuando menos una hora o más.

Terminé muy contenta y edificada. Doy gracias a Dios por ministerios como Cruzada Mexicana, que se ocupan de traernos esta luz que tanta falta le hace a la iglesia y que nos motiva a orar como se debe.

El Señor viene pronto ¿Y cómo habrá de encontrar a la iglesia? Dios les bendiga hermanos de Cruzada Mexicana; sigan adelante con este tipo de apoyos a las iglesias locales e instrucciones que nos imparten gratuitamente”.

Josefina Hernández de la Cruz

“Nos hacía falta recibir un curso como éste. La iglesia necesita orar verdaderamente. No podemos decirnos creyentes si no fundamentamos nuestra fe y la fortalecemos con la Palabra de Dios y la oración.

Gracias a Dios, hemos recibido esta capacitación. Dios se ha ocupado de nosotros enviándonos estos cursos a través de Cruzada Mexicana. Ahora nosotros tenemos que hacer nuestra parte y ocuparnos más en la oración y darle la verdadera importancia en nuestras vidas”.

Julio César Córdova Cruz

Contamos con la asistencia de veintisiete hermanos que decidieron participar y tomar este curso de oración. A muchos de ellos les pareció sorprendente aprender cómo sí se puede hacer de la oración un recurso para acercarse a Dios, y a la vez, cómo a través de la oración se fortalecen el alma y el espíritu del hombre. Sobre todo, nuestra fe se ve fortalecida cuando se ora.

Todos quedaron motivados y ahora hablan de que la oración en particular es una base que todo creyente debe hacer de continuo para ir creciendo espiritualmente.

Pastor Manuel Alejandro Zumaya