Ahora no falto a las reuniones de oración

Iglesia Torre fuerte, pastor Jonás Montes Melo
Amatillo, Guerrero

Desde el día que empecé a asistir a las reuniones de oración que comenzaron a realizarse en la congregación, pude comprender la importancia que tiene la oración en la vida de un creyente.

Por mucho tiempo asistí a la congregación con la idea de que con solamente asistir a los servicios, ya estaba cumpliendo con mi adoración a Dios. Vivía siempre afanada en mis actividades diarias. Así me escudaba de las invitaciones que me hacían para asistir a las reuniones de oración.

Pero todo esto cambió cuando las pruebas comenzaron a llegar nuevamente a mi vida. Mi matrimonio se desestabilizó por medio del alcoholismo del cual era preso mi esposo. Las discusiones y pleitos volvieron a tomar el control en mi hogar, me sentía frustrada y desesperada, ya no quería repetir esta etapa de mi vida. Desesperada y en busca de ayuda acudí a mis pastores para contarles todo lo que estaba aconteciendo en mi hogar. Ellos fueron muy comprensivos y comenzaron a aconsejarme y a hablarme con la Palabra de Dios.

Nuevamente me invitaron a asistir a las reuniones de oración, y con tal de no soportar las borracheras de mi esposo, decidí asistir a las reuniones de oración. Esa tarde la esposa del pastor nos compartió sobre el poder de la oración y como Dios puede actuar por medio de ella, nos habló de por qué es necesario orar en todo momento y confiar fielmente en que Dios escuchará nuestro clamor.

La verdad es que sentí que Dios habló a mi vida de forma directa y esa tarde mientras orábamos, hice de cuenta que tenía a Dios frente a mí y comencé a orar con mucho fervor y a pedirle que me ayudara, que no me dejara sola y que solamente confiaba en Él.

Desde ese día no he dejado de asistir a las reuniones de oración, porque he visto como Dios ha respondido a mis oraciones y hoy más que nunca puedo decir con certeza que el oye la voz de Su pueblo.

Carmen Cruz