Saltar al contenido

SOLILOQUIO CON DIOS

 

 

Si un día puedo vivir sin pensar en ti, entonces ese día en verdad habré muerto.

Señor, Tú sabes que la vida para el cristiano no es algo fácil y para los que hemos puesto la mano sobre el arado, mucho menos. Tu hijo Jesús no predijo otra cosa y a lo largo de la historia nunca ser cristiano ha sido fácil, entonces ¿por qué hoy tendría que ser diferente?

Muchas son las montañas con cimas altas que se levantan para atemorizarnos, desanimarnos y así desistir de la gloriosa misión que Cristo ha depositado en nuestras manos: ser conductores de vida a quienes están muertos, a través de la proclamación  del Evangelio.

Tu enemigo eterno y hoy enemigo de nuestras almas, constantemente y con fiereza nos ataca para tambalearnos, herirnos y hasta sangrarnos, pero por más heridos que estemos y por muchas pérdidas que suframos, nunca podrá matarnos porque moramos a Tu abrigo, oh Altísimo. (Salmos 91).

El mundo nos puede estimar en nada, pero Tú nos llenas de tu gracia y nos haces ver como ricos. Totalmente absurdo para este mundo, pero no nos dirigimos conforme a él, sino a través de la Fe que siempre cumple y nunca miente.

En Ti confiamos Señor y encontramos esa fuerza que nos ayuda a superar cualquier obstáculo. Tu amor nos llena de gozo desbordando nuestros corazones de alegría al experimentar tu amor en nuestras vidas que nos hace olvidar cualquier trago amargo que tengamos que pasar en esta fútil vida.

Descansamos en tu soberanía al recordarnos que  siempre estás en control de nuestras vidas y al confiar en tus promesas somos inundados de tu inmensa paz, aun estando como náufragos en medio del océano de la adversidad.

Ojala fuera un poco más atrevido y loco para renunciar a todo aquello que me implica un obstáculo como son el desanimo y la incredulidad y así abandonarme y… ¿porque no? perderme enteramente en tu regazo.

Mil sufrimientos son nada comparados con la gloria venidera y tus bendiciones son como burbujas en el aire que nos hacen sonreír y soñar en lo maravilloso que será aquel glorioso día.

Mientras eso llega Señor, permíteme seguir soñando y hasta divagando en Tu persona, porque sólo tu nombre estimula mi mente y mueve todo mi ser a algo que lógicamente no puedo concebir pero que sobrenaturalmente me hace en verdad vivir.

Que sólo a Jesús sea toda la gloria y honor en medio de nuestra felicidad y también en la adversidad, porque al fin y al cabo, todo en nuestras vidas pertenece a Él y al entenderlo así disfrutamos de un deleite supremo que nos da la certeza de que en Sus manos estamos y que de seguridad gozamos; algo que este mundo jamás podrá otorgarnos.

Así que Señor, con ánimos renovados y con valor, seguiré adelante predicando el Evangelio para que el Cordero reciba toda honra y honor de los que están en la tierra como en el cielo.

Y si algún día dejo de pensar en Ti, haz que ese día el sol no brille para mí y permíteme partir a Ti para así siempre vivir.

Rodolfo Silva Ver todo

Diseñador Gráfico

× ¿Cómo puedo ayudarte?
A %d blogueros les gusta esto: