LA MUERTE ES PARTE DE LA VIDA
El recapacitar un poco sobre la muerte lleva a muchas personas al temor. No temas pensar un poco sobre la muerte, aunque, la verdad, es un tema muy imponente; sin embargo, no debemos hablar de ella de una manera ligera ni en broma.
La muerte es un visitante inesperado, a pesar de que sabemos que ésta es parte de la vida, a pesar de eso, difícilmente se está lo suficientemente preparado para poder enfrentarla, ni mucho menos para decir adiós a las personas amadas, con quien has compartido toda tu vida.
Quizás hayas perdido a un ser amado o algún amigo. No sé a quién perdiste, pero sí sé que las perdidas duelen. Lo más seguro es que estés lleno de interrogantes y de preguntas sin contestar.
No tengo idea, pero a lo mejor tuviste que haber enterrado a alguien por algún contagio de coronavirus u otra adversidad. A lo mejor ha sido reciente o posiblemente has cargado con ese dolor por años y no has podido volver a ser la misma persona.
Probablemente, a veces te sorprendes diciendo su nombre o buscándolo en la cama durante la noche para darte cuenta de que hace meses o años ya no está. Y esa separación ha agotado tu espíritu a pesar de que el mundo sigue girando, pero tú no puedes volver a ser la misma persona.
Los cristianos entendemos bien el significado de la muerte -porque la Biblia, que es la palabra misma de Dios nos lo enseña- es por tal motivo que no tenemos temor de morir como aquellos que aún no han sido perdonados y justificados por Jesús el Hijo de Dios. Por eso quienes no conocen a Jesucristo como su Salvador se preguntarán ¿qué significa pues la muerte para el cristiano?
Los cristianos no se entristecen como los que no tienen esperanza. Leemos en la Biblia, en 1 Tesalonicenses 4:13 RV60: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza”.
A través de esta promesa, los cristianos tenemos la esperanza de ver a nuestros amados otra vez. Sabemos que ellos están en un lugar de gran alegría y comodidad, porque tenemos la promesa y esperanza de un cuerpo celestial. El cristiano debe saber que el estar con Cristo es mucho mejor. Los muertos en Cristo descansan de su trabajo, luchas, dolores y angustias. Alguien que nos ama está esperándonos allá.
Para los que no creen en Dios, la vida en la tierra es todo lo que hay, por lo tanto, es natural para empeñarse en conservar los valores comunes: dinero, popularidad, poder, placer y prestigio. Para el Apóstol Pablo, sin embargo, la vida significa desarrollar valores eternos y hablar a otros acerca de Cristo, que es el único que puede ayudarnos a ver la vida desde una perspectiva eterna (que no tiene fin). Lo máximo en la vida de Pablo era hablar con denuedo en favor de Cristo y vivir una vida que se asemejara a la de Jesucristo.
Por eso Pablo pudo decir con total confianza en su carta a los Filipenses 1:21 RV60 “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”. Nos señala que morir sería mejor que vivir, porque al morir se libraría de las inquietudes, luchas y tristezas del mundo y vería a Cristo cara a cara. Si alguna persona no está lista para morir, tampoco lo está para vivir. Tal persona debe asegúrese de su destino eterno, y será libre para servir, entregada a lo que realmente vale, sin temor a la muerte.
La salvación que Dios nos ofrece es como un gran paquete lleno de cosas preciosas. Está la promesa de vida en abundancia y al llegar el final de nuestra existencia, Jesús nos promete un lugar especial esperándonos allá en los cielos. Si no estás bien seguro de tu salvación, no arriesgues más la pérdida de cosas tan preciosas que Cristo te promete y que cuando resucitó, regresó a Su reino a preparar lugar para quienes lo reciben como su Señor y Salvador. Dios quiere que disfrutemos de vida en abundancia en esta tierra, con la esperanza de ir con Él al cielo una vez terminada nuestra vida aquí.
Rayo Rubén Chávez Baca
Ministerio “El Tren Misionero”